Amor desde el primer bocado:

Vuelve a la hermosa Nápoles de 1959...

...El sol brilla y la gente está hambrienta de amor (y de un bocadillo). Un fabricante de helados, con un don para unir cosas, toma la sencilla pero llamativa decisión de emparejar y envasar un barquillo en forma de cono con un delicioso helado. Ha nacido una tradición heladera.

No hace falta decir que se corre la voz. Nuestra forma distintiva y nuestro nombre evocador no tardan en crear adeptos. Desde aquel acoplamiento cremoso y crujiente en Nápoles, hemos iniciado algunos de los momentos más dulces del verano y hemos reunido a personas de todo el mundo. Algunas cosas están destinadas a suceder.